Ayer, con la noche de calor que hizo, en mi cama, junto a mi
mujer y mi niño, y con el aire acondicionado puesto me acorde de aquellas noches.
Aquellas en las que dormíamos en la habitación de mis
padres. Con una noche de calor como la de ayer, mi hermana Carmen, mi hermano Luisma
y yo, arrastrábamos nuestros colchones hasta la habitación de mis padres cuando
mi madre nos decía; “meted los colchones y poned la habitación fresquita”. Este
aire acondicionado que tiene más de treinta años sigue yendo como un tiro, eso sí
es el más escandaloso del mundo.
Entonces a todo alrededor de la cama de matrimonio
colocábamos los tres colchones, el mío en la entrada del dormitorio junto al
lado de la cama donde dormía mi padre, mi hermano cruzado en los pies de la
cama y mi hermana Carmen al lado de donde dormía mi madre.
Eran unas noches que no se me olvidarán en la vida. Una vez
los cinco dentro, al fresquito del aire, y con la puerta cerrada, mi madre siempre decía; “ojala se parara ahora
mismo el mundo”, ahora la entiendo. Y entonces empezaban las risas en la
oscuridad de la habitación, el cachondeo y las bromas de mano hasta que mi
padre se hartaba y nos pegaba una voz; “¡ya está bien que mañana hay que
madrugar!”, entonces se hacía el silencio hasta que empezaban las risitas por
bajines, hasta que de nuevo el cachondeo era horroroso, mi mis hermanos y yo éramos
unos trastos. Y así siempre, al menos durante una hora antes de que todos conciliáramos
el sueño.
Y ahora, con nostalgia recuerdo esas noches, esas donde no
teníamos tantos problemas porque no teníamos tantas responsabilidades, donde tu
familia era esa, tus hermanos y tus padres, y lo recuerdo con nostalgia más aun
por esa lejanía en la que se encuentra mi hermano Luisma y aunque a mi hermana
Carmen la tengo muy cerca me gustaría pasar más tiempo con ella de lo que lo
hago, el tiempo, los niños y el trajín del día a día nos abruma y nos come.
En fin, anoche solo eran mis pensamientos, pero aunque mi hijo Miguel y el que viene
(Pablo) tienen su aire acondicionado en su habitación, los meteré en mi cuarto
con los colchones al fresquito como
hacían mis padres.
3 comentarios:
¡Qué bonito, MIguel!
Si te me vas a volver poeta y tó:)
Besos
Me has emocionado, amigo. Muchas gracias.
Un abrazo.
HOLA MIGUEL: QUE BUENO VOLVER A ESTAR EN CONTACTO Y DELEITARME CON ESTE RELATO TAN EMOTIVO Y CIERTO.-
SIEMPRE AL LADO DE LOS PADRES , SE SIENTO EL FRESQUITO O EL CALOR DE CADA MOMENTO.-
UN GRAN ABRAZO.-
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