Mi sevillismo es carajote.

Los sevillistas estamos últimamente de capa caída, la verdad es que el equipo no da motivos para estar de otra manera, pero aun así, los sevillistas veremos este sábado al equipo con la ilusión de verlo despegar de una vez. Unos lo harán en el Pizjuan y otros en la tele, pero al fin y al cabo lo veremos, porque el sevillismo no se termina cuando una malísima racha se ceba con su equipo, la pasión se lleva dentro, y si se vuelve a perder o a ver otro penoso partido, no por eso dejará el sevillista de serlo. Lo cierto es que no apetece para nada hablar de fútbol en estos momentos y menos de escribir (¿se nota?), la desgana, la desidia y la impotencia no nos deja ver más allá, no vemos la luz al final del túnel porque el equipo no nos la enseña.


Son tiempos difíciles los que estamos viviendo el sevillismo, por eso ahora más que nunca, debemos estar unidos y alentar al equipo. Esta racha no durará siempre aunque parezca complicado salir de ella.

Porque mi equipo no me esté deleitando en estos momentos, no voy a perder la ilusión de verlo esté donde esté, siempre si puedo claro.

Por ejemplo, este domingo, me vine de la playa a las siete de la tarde sabiendo que solo podría ver el segundo tiempo, y viniendo de camino escuche por radio como le pintaban la cara a mi equipo en menos de veinte minutos. 2-0 al descanso, y aun así dejé a mi mujer y a mi niño en casa y me fui a ver el segundo tiempo sabiendo de sobra que es lo que me esperaba, pero mi sevillismo es así, es carajote, en vez de quedarme en casa con mi familia o irme a dar una vuelta por ahí, voy yo y me propongo pasar un sofocón.

Así es mi sevillismo y seguro que el de muchos.