Bitácora personal de un tomareño

jueves, 9 de agosto de 2012

Aquellas maravillosas noches de verano


Ayer, con la noche de calor que hizo, en mi cama, junto a mi mujer y mi niño, y con el aire acondicionado puesto me acorde de aquellas noches.
Aquellas en las que dormíamos en la habitación de mis padres. Con una noche de calor como la de ayer, mi hermana Carmen, mi hermano Luisma y yo, arrastrábamos nuestros colchones hasta la habitación de mis padres cuando mi madre nos decía; “meted los colchones y poned la habitación fresquita”. Este aire acondicionado que tiene más de treinta años sigue yendo como un tiro, eso sí es el más escandaloso del mundo.
Entonces a todo alrededor de la cama de matrimonio colocábamos los tres colchones, el mío en la entrada del dormitorio junto al lado de la cama donde dormía mi padre, mi hermano cruzado en los pies de la cama y mi hermana Carmen al lado de donde dormía mi madre.
Eran unas noches que no se me olvidarán en la vida. Una vez los cinco dentro, al fresquito del aire, y con la puerta cerrada,  mi madre siempre decía; “ojala se parara ahora mismo el mundo”, ahora la entiendo. Y entonces empezaban las risas en la oscuridad de la habitación, el cachondeo y las bromas de mano hasta que mi padre se hartaba y nos pegaba una voz; “¡ya está bien que mañana hay que madrugar!”, entonces se hacía el silencio hasta que empezaban las risitas por bajines, hasta que de nuevo el cachondeo era horroroso, mi mis hermanos y yo éramos unos trastos. Y así siempre, al menos durante una hora antes de que todos conciliáramos el sueño.
Y ahora, con nostalgia recuerdo esas noches, esas donde no teníamos tantos problemas porque no teníamos tantas responsabilidades, donde tu familia era esa, tus hermanos y tus padres, y lo recuerdo con nostalgia más aun por esa lejanía en la que se encuentra mi hermano Luisma y aunque a mi hermana Carmen la tengo muy cerca me gustaría pasar más tiempo con ella de lo que lo hago, el tiempo, los niños y el trajín del día a día nos abruma y nos come.
En fin, anoche solo eran mis pensamientos,  pero aunque mi hijo Miguel y el que viene (Pablo) tienen su aire acondicionado en su habitación, los meteré en mi cuarto con los colchones al fresquito  como hacían mis padres.

3 comentarios:

Trini Reina dijo...

¡Qué bonito, MIguel!
Si te me vas a volver poeta y tó:)

Besos

Rafael Sarmiento dijo...

Me has emocionado, amigo. Muchas gracias.

Un abrazo.

Thony Caro dijo...

HOLA MIGUEL: QUE BUENO VOLVER A ESTAR EN CONTACTO Y DELEITARME CON ESTE RELATO TAN EMOTIVO Y CIERTO.-
SIEMPRE AL LADO DE LOS PADRES , SE SIENTO EL FRESQUITO O EL CALOR DE CADA MOMENTO.-
UN GRAN ABRAZO.-

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