Bitácora personal de un tomareño

martes, 2 de febrero de 2010

Barras de cortina con regalo.

Una mujer recién divorciada, pasó el primer día bien triste empaquetando sus
cosas en baúles y maletas y su mobiliario en grandes cajas.
El segundo día vinieron y recogieron sus pertenencias y muebles.
El tercer día se sentó en el suelo en el comedor vacío, puso música suave,
dos velas, dos kilos de langostinos, un plato de caviar y una botella de vino
blanco frío y bebió y comió hasta más no poder.
Cuando terminó de comer, desmontó todas las barras de las cortinas de cada
cuarto, le quitó los tapones de los extremos y dentro le puso la mitad de
los langostinos y un buen poco de caviar y las colocó de nuevo con sus
tapones de los extremos.
Cuando el marido regresó a la casa se mudó con nuevos muebles y con nueva
novia. Todo fue perfecto los primeros días. Lentamente, la casa empezó a
oler.

Hicieron de todo, limpiaron, lavaron la ropa y airearon toda la casa. Los
aires acondicionados fueron revisados por si hubiera ratones muertos y las
alfombras fueron lavadas.
En cada esquina se colgaron perfumadores de aire. Se gastaron cientos de
botes de spray de olor. Hasta pagaron para cambiar todas las caras
alfombras de la casa.
Nada funcionó.
Nadie volvió a visitarlos, los trabajadores se negaban a trabajar en la
casa y hasta la sirvienta renunció.
Finalmente, el marido y la novia tuvieron que mudarse ya desesperados.
Todavía al mes no habían encontrado a quien venderle la hedionda casa.
Inclusive los vendedores se negaban a responder a sus llamadas.
Decidieron gastar muchísimo dinero comprando una nueva casa.
La ex esposa llamó al hombre para asuntos del divorcio y le preguntó cómo
estaba. El le contestó que bien, que estaba vendiendo la casa pero sin
decirle las verdaderas razones.
Ella lo escuchó con mucha calma y le dijo que ella extrañaba demasiado la
casa y que ella hablaría con los abogados para arreglar los papeles con tal
de que conseguir la casa de nuevo.
Sabiendo que su ex esposa no tenía la menor idea del mal olor el aceptó la
negociación por una décima parte del precio real de la casa con tal de que
ella firmara ese mismo día.
Ella aceptó y en menos de una hora él le mandó los papeles para firmarlos.

Una semana más tarde el hombre y su novia se pararon en la puerta de la
vieja casa con una sonrisa en los labios viendo como empacaban todos sus
muebles y los metían en un camión camino a su nueva casa.......

........incluyendo las barras de cortina.


Los hombres deberíamos entender que las mujeres son invencibles, imparables e insuperables... y para prueba unos simples cortineros bastaron...jajaja !!!!Besos bellas mujeres!!!!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaj, no hay quien pueda con ellas.

Pakito.

DEMOFILA dijo...

¿Pero qué creías?, las mujeres somos las más inteligentes del mundo, lo que pasa es que nunca nos dieron oportunidad de demostrarlo.
Nos ha costado mucho llegar donde hemos llegado, pero ahora estamos ocupando altos cargos, que antes solo ocupabáis vosotros los hombres.
Hoy las mujeres estamos muy preparadas para todo, llevamos todo para adelante: el trabajo, la casa, los niños, etc..
¿Creéis que los hombres sois capaces de hacer todo eso?.
Esto no es un reto, es la verdad.
Un besote, guapisimo de cara, hasta pronto.

Trini Reina dijo...

¡Qué mala leche!:):)

Oye, una buena receta, por si las moscas...

Besos

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